Esa felicidad de estar con la persona más importante, de tenerla a tu lado, de poderla decir Te quiero, no te vayas, de perder darla un abrazo, la persona que te hace sonreír siempre, la que está ahí en los buenos o malos momentos, en la que confías y no quieres perder, la que aunque sólo esté a tu lado 15 días nunca se va a ir, siempre te va a apoyar. La que más quieres, que tu felicidad depende de esa persona, lo peor viene luego, sí, has estado tanto con esa persona, tan buenos momentos, tantos abrazos y besos, tantas tonterías y se van, sí, la ilusión de tu vida se va, a otra parte, a su casa, que está a 400 kilómetros de la tuya, te hundes en lo más profundo y piensas que coño vas a hacer ahora que no está, quien te va a abrazar cuando llores y quién te va a hacer reír de esa forma, recuerdas esos momentos a su lado, cada segundo, cada abrazo, lloras, lloras hasta quedarte sin respiración y no entiendes por qué la vida es así ni por qué te pasa a ti, piensas en la de días que van a tener que pasar para volver a ver a esa persona, mueres por dentro y, cada vez que se conecta al ordenador te entra esa alegría de, que, por lo menos vas a poder hablar con ella, esa importancia de necesitar un abrazo y no poder tenerlo, no queda más remedio, es así, así lo han querido, me parece mal, pero bueno, eso no va a cambiar lo que siento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario